miércoles, 30 de noviembre de 2011

Guías para convertir una cadena perpetua en un camino deleitoso 4to

            En la última experiencia de lectura talvéz te quedaste en la expectativa de esas instrucciones que el apóstol Pablo nos deja en la 1ra carta a los Corintios en el capítulo 13 las cuales han sido de una bendición poderosa en mi vida. No son una fórmula mágica ni tampoco un botón automático son instrucciones que al recibirlas y esforzarnos en vivirlas nos transforman trayendo cambios en nosotros. En muchas ocasiones por no decir todas cuando algo anda mal en una relación rápido buscamos un culpable o buscamos directamente en que está fallando la otra persona. De inmediato hacemos un análisis señalando los cambios que tiene que hacer la otra persona. Lo excelente de la palabra de Dios que no es para aplicarla a otra persona sino primeramente para mí. Porque para yo ver cambios en mi entorno primero tienen que haberlos en mi persona.         
             Cuando yo recibo la palabra de Dios con mansedumbre sin resistirla dejando que ella cambie mi forma de pensar entonces pienso diferente, hablo diferente y actuo diferente. Al actuar diferente impacto mi entorno trayendo cambios porque le doy el espacio y el permiso  al Espíritu Santo para que entre y haga como El quiera. Cuando recibo esta palabra no como un mero conocimiento sino como un ancla en mi vida como la ley de vida, ella imprime estabilidad en mi caminar. El propósito principal de la Biblia no es enseñarla, no es predicarla, no es compartirla es vivirla, es cuando es más bella, es cuando es más poderosa y efectiva.
            Tomando esto antes dicho como base escudriñemos los primeros versos de la 1ra carta a los Corintios capítulo 13. Este capítulo nos habla del camino más excelente que es el amor. No es el concepto generalizado ni gastado que el sistema de este mundo tiene sino lo contrario. Es algo totalmente diferente procedente del corazón de Dios. El se encargó de darnos  una muestra genuina con Jesucristo dando lo mejor siempre. Ese amor trata de esto, de dar  lo mejor siempre sin pedir nada a cambio porque esta  clase de amor sabe que cuando das  de  esa forma no podrás  evitar recibir el fruto de lo que sembraste a la manera de Dios.
            Comenzaremos con con el verso cuatro que dice "el amor es sufrido". Esta palabra del lenguaje original habla de perseverancia, de paciencia, de longanimidad. Esta palabra longanimidad es una palabra compuesta de largo y ánimo expresando extensión de ánimo. Nos habla que el amor de Dios en nosotros nos da fuerza para perdurar no se da por vencido fácimente. Una relación basada y cimentada en el amor de Dios no es fragil por contrario  esta destinada a superar todo obstáculo. Es una relación de fuerte resistencia como la de Dios y nosotros, El no se da por vencido, nos busca e insiste en convencernos de lo mejor. Sigue diciendo que es "benigno" esto es bueno, misericordioso, perdonador. Este en lugar en mirar las faltas y defectos en mirar la venganza y tratar de cobrar las ofensas está dispuesto a perdonar sabiendo que también nosotros fuimos perdonados cuando no lo merecíamos. Luego continua declarando "que no tiene envidia". Sabes el sinificado de esta palabra es que no siente tristeza con el triunfo de otro por el contrario se goza. Esta característica saca fuera el egoísmo la competencia en la relación y trae como consecuencia unidad de propósito. Y termina el verso "no es jactancioso, no se envanece". Aquí se derrota todo orgullo, todo pensamiento de soberbia de pensar que soy mejor que los demás. En la relación de pareja esto se ve cuando subestimamos al otro y no damos el valor que la otra persona tiene. Es cuando pensamos que somos mejores que sabemos más hasta que somos superiores talvéz por nuestra preparación académica, o nuestra posición social o por lo que poseemos. Jesús enseñó que nuestro valor estriba por quien somos para El.
             Resumimos el verso diciendo el amor de Dios en nosotros nos impulsa a ser esforzados para no darnos por vencidos fácilmente, a perdonar e imitando a Jesús, a gozarnos en los logros de la otra persona como si fuera nuestro, a evitar toda competecia, todo pensamiento y expresión que divida dando valor a esa persona como creación que es de Dios. En nuestra próxima conversació seguiremos estudiando estos valiosos consejos que fortalecen nuestra relación como pareja y en toda la familia. Dios te bendiga y ministre a tu vida atravéz de esta palabra.
             

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